El paciente, varón joven, sufre un tumor recurrente en la zona de la muñeca que evoluciona hacia un carácter maligno después de aparecer por tercera vez.
Tras la última diagnosis se recomienda la amputación por los dolores incapacitantes y el riesgo de metástasis.
El problema
El cuadro analizado presenta características que hacen posible una tumoración maligna y la aparición de un proceso metastásico. El paciente acude a la clínica del Dr. Piñal con la pérdida de la mano como horizonte más probable, una vez que la masa tumoral se extiende ya por los metacarpianos y ocupa el área de la muñeca en su práctica totalidad.
Los objetivos
La meta principal de la unidad quirúrgica del Dr. Piñal es preservar la extremidad, salvaguardando sus características funcionales, además de eliminar el dolor y mitigar el impacto estético final.
El plan
El Dr. Piñal diseña una intervención que parte de la resección (eliminación quirúrgica) del tumor con un margen de seguridad que minimice el riesgo de recurrencia, actuando sobre un área de 10 cm desde los metacarpianos hasta radio y cubito.
La imagen derecha permite observar la eliminación de todos los tejidos y tendones afectados, dejando tan solo los elementos viables y esenciales para la posterior reconstrucción microquirúrgica: el nervio mediano, que otorga sensibilidad a los dedos, el nervio cubital y los tendones flexores.
Tras la retirada de unos 400 gramos de masa tumoral, el reto radica en la restauración ósea y funcional de la zona afectada, a la que, por otro lado, ha de devolvérsele el riego sanguíneo. Para ello, el Dr. Piñal recurre a un injerto microquirúrgico autólogo de peroné vascularizado (el propio paciente actúa como donante), partido en tres para formar una estructura en delta que cubra el defecto.
La operación de inserción y reconexión nerviosa y vascular por microcirugía se prolonga por espacio de once horas.
El peroné desempeña un papel accesorio en la ‘carga’ general de la extremidad inferior, aproximadamente el 10% del de la tibia, con lo que los efectos sobre el paciente son despreciables en relación al beneficio obtenido.
Los resultados
Tras un tratamiento de radioterapia para asegurar la desaparición completa de tumor, el paciente deja de sentir dolor y recupera la función, con una afección estética limitada, como puede apreciarse.