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Dr. Del Piñal: “In Traumatology, no patient has to give up hope without a second opinion”

18 octobre, 2013

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Google translation:

If we were to condense in one sentence the essence of orthopedic pathologies, it may well be something like: “when an inch separates heaven and hell”. All of us as, current or potential patients, need to feel that we enjoy a life that is worth living…

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See the original post in spanish below:

DR. DEL PIÑAL: “EN TRAUMATOLOGÍA NO HAY PACIENTE DESAHUCIADO SIN UNA SEGUNDA OPINIÓN”

Si tuviéramos que condensar en una frase la esencia de las patologías traumatológicas, bien pudiera ser algo así: “cuando un milímetro separa cielo e infierno”. Todos, como pacientes actuales o potenciales, necesitamos sentir que gozamos de una vida que merece la pena ser vivida. En ocasiones no es sencillo, si el dolor nos priva del sueño, si no podemos abrir la puerta de nuestra propia casa, si tenemos que guardar en un cajón nuestra alianza o si dar un apretón de manos se convierte en un tormento (…).

Suele decirse que ‘el diablo está en los detalles’. Es una frase de origen incierto, pero que bien pudo haber acuñado un traumatólogo afrontando un caso de síndrome de Dupuytren, de artritis reumatoide o una fractura de escafoides mal curada.

Y esto es así, porque un leve error quirúrgico o un mal diagnóstico puede condenar a una persona a situaciones inhabilitantes y a una vida de dolor. De hecho, el Dr. Francisco del Piñal suele afirmar que “en traumatología no hay paciente desahuciado sin una segunda opinión”. Conversamos con él sobre esta idea y sobre como reforzar ‘el poder’ del paciente en este tipo de situaciones.

Dr., como pacientes sentimos en ocasiones que pese a recibir un determinado diagnóstico o tratamiento las cosas ‘no van como debieran’. ¿Debemos conformarnos?.

Rotundamente no. Si alberga la más mínima duda, el paciente ha de buscar una segunda opinión médica. ¿Por qué?, simplemente porque un porcentaje muy elevado de esas cosas ‘que no van como debieran’ a las que aludes tienen solución.

Como cirujanos de una disciplina concreta todos recibimos la formación que nos habilita para ejercer nuestro trabajo, pero –como es obvio- no todos estamos al mismo nivel.

Le importaría ser más claro (…)

Antes de nada, recurriré a un símil taurino. Jose María Manzanares y un torero anónimo son capaces de manejar situaciones que están completamente fuera de nuestro alcance. Se encierran con un animal de 500 kilos en la arena, le hacen moverse de un lado a otro con un trozo de paño (…) pero uno de ellos abre la Puerta del Príncipe de la Maestranza de Sevilla y el otro se gana el jornal en plazas portátiles.

En medicina, esa diferencia no solo la marca el talento o la técnica, que también, sino el afán de conocimiento y el desarrollo de investigaciones que nos permiten empujar los límites un poco más lejos. Ambos factores son consustanciales a la práctica médica de primer nivel.

Puede que te sorprenda el apunte, pero Internet es una vía tan extraordinaria para tomar decisiones informadas a la hora de elegir facultativo o centro, como desaconsejable para el autodiagnóstico. 

¿Internet?.

Sí, porque nos permite comprobar el número y nivel de publicaciones de cada médico, su presencia o no en encuentros internacionales, etc. Son datos relevantes, ya que nos muestran si esa persona a la que vamos a solicitar una segunda opinión está o no en los círculos de conocimiento del máximo nivel.

La biblioteca digital norteamericana de medicina pubmed.gov puede ser un buen punto de partida de búsqueda. Para tener una aproximación al nivel de exigencia de publicaciones de referencia como el Journal of Hand Surgery (Diario de Cirugía de la Mano), baste decir que descartan el 80% de los artículos de investigación que reciben.

Siendo más claro aún, suelo usar una anécdota que resulta una imagen ‘potente’ de lo que quiero trasladar al lector en este momento. En la Facultad de Medicina tuve un profesor que decía que las ‘fiebres desconocidas’ eran más desconocidas para unos que para otros. Y es ahí donde quiero llegar: los errores, las diagnosis deficientes no son una cuestión de mala praxis o mala fe en la inmensa mayoría de los casos, sino de falta de conocimientos.

¿Podría darnos algunos ejemplos en los que se haya acudido a su consulta en busca de esa segunda opinión?.

Centenares. Diagnósticos de distrofia simpática refleja que enmascaran traumatismos o patologías no detectadas, pérdidas de movilidad asociadas a fracturas mal curadas o mal intervenidas, transferencias de dedos de pie a mano desaconsejadas a pacientes por pura ignorancia, etc.

El número de historias de estas características a lo largo de mi carrera es amplio, demasiado debería decir. Por ello, quiero quedarme con ese mensaje de esperanza que citabas al principio de nuestra charla: en traumatología no hay paciente desahuciado sin una segunda opinión. No se resignen.

En este caso, el Dr. Del Piñal ‘creó’ una nueva mano para un paciente amputado, empleando en Santander una técnica pionera a escala mundial a partir de la transferencia de tres dedos del pie a la mano ‘recreada’. Del Piñal realizó una reconstrucción no anatómica con el objetivo de ‘generar’ una mano izquierda funcional donde apenas quedaba un muñón, tras el grave accidente laboral sufrido por el paciente: una amputación completa provocada por una máquina de 80 toneladas.