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‘La muñeca me hace crack’. Características, riesgos y tratamiento de la fractura de escafoides

1 marzo, 2013

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El escafoides es la parte de la compleja estructura ósea de la muñeca que se lesiona con mayor frecuencia. Se ubica en el carpo, una composición de ocho huesos dispuestos en dos filas de cuatro, cuya función es facilitar la conexión entre mano y antebrazo y, por tanto, permitir sus movimientos

La vulnerabilidad y relevancia del escafoides se deriva –precisamente- de su situación como ‘conector’ entre las dos hileras del carpo. Simplificando, los movimientos de este conjunto óseo ‘giran’ en torno al escafoides.

Charlamos con el Dr. Del Piñal sobre sus causas más frecuentes, las complicaciones asociadas y el tratamiento más efectivo para dar respuesta a este tipo fractura.

Dr., ¿por qué se rompe el escafoides?

En su mayor parte, las fracturas de escafoides tienen su origen en caídas bruscas o flexiones intensas y repentinas de la mano. Por ello, son comunes en la práctica de deportes proclives a este tipo de escenarios –fútbol, baloncesto, balonmano, etc.- así como en accidentes de bicicleta o moto.

Podríamos decir que cualquier actividad fuerte que implique impacto sobre la mano-muñeca es susceptible de provocar una fractura de escafoides. De hecho, su incidencia disminuye a medida que aumenta la edad de los pacientes.

Carpo, hueso grande izquierdo (capitate bone). El escafoides aparece bajo la denominación de hueso navicular (navicular, izda.). Ilustración de la 20ª edición de la ‘Anatomía de Grey’ en EE.UU (1918).

Siempre se le ha considerado una fractura ‘traicionera’, ¿a qué se debe?

Este tipo de fractura tiene dos problemas fundamentales. En primer lugar, el escafoides ‘flota’ en la articulación, entre las hileras del carpo, con lo que recibe poco riego sanguíneo, lo que dificulta su curación. En otras palabras, es el hueso de la zona que peor ‘pega’ tras romperse.

En segundo, el carácter ‘traicionero’ al que aludías, ya que causan un dolor soportable y limitaciones relativamente poco importantes, que en ocasiones el paciente no relaciona con una fractura.

Imagina que eres una persona con 18, 20 años y sufres un golpe en la muñeca, a esa edad lo aguantamos casi todo (…). Aparece el dolor, continúa durante unos días, pero te colocan una férula o un vendaje de inmovilización –quizá hasta tu propio entrenador deportivo– y la molestia remite. Todo parece encarrilado, pero no es así.

La fractura no detectada desata procesos en la articulación que, si no se abordan, con el tiempo van a desembocar en una artrosis precoz o pseudoartrosis de escafoides.

¿Qué supone? (…)

Problemas serios. La única solución para una pseudoartrosis de escafoides es operarla, ya que el hueso ha perdido su capacidad intrínseca para curar. Así, tenemos que aportar lo que podríamos denominar ‘generadores de curación’, a través del injerto de un fragmento de hueso de la propia muñeca.

En la radiografía, resultado de cirugía tras fractura de escafoides. La intervención de este tipo de traumatismo implica la inserción de un tornillo quirúrgico, que estabiliza el área y facilita su movilidad.

Además del propio dolor, suelo encontrarme con pacientes que me dicen, ‘doctor, la muñeca se me abre’; a lo que tengo que responder que no, que la muñeca no se ‘abre’, si no que hay algo que no va bien detrás.

En otros casos, los comentarios son ‘la muñeca me cruje al moverla’ o ‘me hace crack’. Podemos estar ante síntomas de una fractura previa del escafoides no detectada.

Desde su punto de vista, Dr., ¿cuál es el tratamiento más adecuado?

Precisamente por las dificultades de curación que te comentaba, hoy en día la mayor parte de las fracturas de escafoides se tratan por la vía quirúrgica. Es una operación delicada, que requiere de pericia técnica, ya que la situación del hueso deja poco margen de error.

En una descripción breve, lo que hacemos es reducir la fractura del modo más perfecto posible, a través de artroscopia. Colocamos los huesos en la posición original, para después insertar un tornillo quirúrgico que permite que la rotura suelde.

Este tornillo da la suficiente estabilidad a la zona, por lo que –en condiciones normales–  el paciente puede tener movilidad ya desde el día siguiente a la operación.

Secuencia de intervención percutánea de escafoides, técnica quirúrgica mínimamente invasiva. A la derecha, cicatriz a los cuatro días de la operación.

Es una de las grandes ventajas del tratamiento con cirugía, especialmente en los pacientes que por cuestiones laborales, de práctica deportiva, etc. necesitan reducir los tiempos de recuperación.

Por tanto, operando no solo conseguimos mayores tasas de consolidación de la fractura de escafoides, sino que eliminamos la necesidad de llevar yeso. Hemos de tener en cuenta que el yeso podría suponer un plazo de recuperación de tres meses.

Secuencia: cirugía de escafoides. Aspecto posterior del área intervenida y recuperación de movilidad.

No obstante, y es el mensaje con el que me gustaría que se quedasen los lectores del blog, hablamos de una intervención cuya tasa de éxito es del 95%, si se realiza de manera adecuada.

Fractura-luxación de muñeca: el caso de Pedro Munitis

Como hemos apuntado con anterioridad, los traumatismos de escafoides tienen una incidencia especial en quienes practican deportes de contacto, máxime a nivel profesional. En este segmento, se encuadran los futbolistas.

Este fue el caso del ex-jugador internacional español Pedro Munitis, quien a principios de 2008 sufrió la ‘versión’ agravada de las lesiones de escafoides, es decir, la fractura-luxación de muñeca.

Munitis, quien defendió –entre otras– las elásticas de Racing de Santander, Real Madrid o Deportivo de La Coruña- fue operado con éxito por el Dr. Del Piñal el 8 de enero de 2008. La lesión del delantero cántabro, fruto de un balonazo, se había producido dos días antes. Su regreso a los terrenos de juego tuvo lugar poco más de mes y medio después, el 24 de febrero.