
Piñal y Asociados cuenta con cirujanos especializados en cirugía ortopédica y traumatología articular, capaces de dar una respuesta óptima a las diferentes patologías asociadas de cadera, rodilla, tobillo y pie; como tendinopatías, distensiones, luxaciones, artritis, artrosis y fracturas, en sus diferentes tipos, entre otras.
A su vez, la trayectoria en intervenciones microquirúrgicas del Dr. Piñal y su equipo permite a la clínica abordar casos de reconstrucción de la extremidad inferior (pierna y pie), tras accidentes laborales o de circulación. Situaciones éstas en las que la cirugía reparadora-reconstructiva permite paliar pérdidas parciales de piel, tejido o fragmentos de hueso.
El tobillo es una articulación de gran importancia pues es nuestra conexión con el suelo para realizar la marcha. Es una zona de gran movilidad que se produce por confluencia de distintos tendones cuya acción combinada sirve para transmitir la fuerza de los músculos de la pierna al pie. Estas peculiaridades hacen que esté expuesta a sufrir requerimientos funcionales intensos bajo carga axial pudiendo sobrepasar su capacidad provocando fracturas, esguinces (roturas de ligamentos), avulsiones, lesiones tendinosas y daño condral entre otras.
ESGUINCES
La accesibilidad actual a pruebas de imagen avanzadas como la resonancia magnética nos permiten identificar exactamente las estructuras lesionadas. Si bien los tratamientos conservadores siguen teniendo su indicación en esguinces, hoy sabemos que un porcentaje importante de pacientes van a arrastrar distintos tipos de secuelas a pesar de realizar adecuadamente las citadas terapias. Es en este contexto donde la artroscopia nos brinda una herramienta ideal para poder evaluar y tratar este tipo de lesiones que son una merma importante en el estilo de vida actual donde se practica deporte para mantener una vida sana a todas las edades.
El tratamiento clásico de una inestabilidad de tobillo secundaria a un esguince que no cura adecuadamente es realizar una reparación abierta de ese ligamento que está incompetente. Actualmente gracias a la artroscopia se puede realizar el mismo tratamiento con mucha menor agresión al tiempo de poder tratar otras lesiones dentro de la articulación en la misma intervención. Todo esto son ventajas que hacen que la recuperación sea más rápida y mejor.
En otros escenarios, cuando el resto ligamentoso es insuficiente, se puede sustituir por una plastia tendinosa, al estilo de lo que hacemos en la rodilla, de tal manera que recreamos un ligamento obteniendo un tendón que pasamos por distintos túneles en el hueso para recrear la estructura y función.
Otra condición muy frecuente que acontece en el tobillo tras esguinces de repetición es lo que se conoce como pinzamiento anterior. En el mecanismo de la lesión se produce no sólo la rotura del ligamento sino choque del hueso de la tibia con el astrágalo que es con quien articula. Esto genera un sobrecrecimiento de hueso en esa zona que a la postre restringe el movimiento y genera dolor. De una manera muy elegante esto se puede solucionar mediante artroscopia recuperando la función de manera rápida.
TENDINOPATÍAS
Los tendones están expuestos a lesiones de distinta naturaleza en el tobillo. Los más frecuentemente lesionados son el Aquiles, los peroneos y el flexor hallucix longus (FHL).
Sobre el tendón de Aquiles se puede actuar realizando un tratamiento por tenoscopia, esto es, introducir la misma cámara que usamos para entrar en una articulación y hacer una artroscopia, pero en el canal del tendón y valorarlo de manera directa. Con esto podemos tratar lesiones propias del tendón. De manera muy frecuente, las denominadas talalgias, es decir dolor de la zona alrededor del Aquiles, esconden lo que se conoce como enfermedad de Haglund, que es el roce de la parte más distal del tendón con el calcáneo. Su típica imagen es una prominencia ósea visible en la parte posterior del pie. Con artroscopia se puede rebajar esa prominencia y conseguir que el tendón deje de rozar.
Los peroneos muchas veces se lesionan con roturas parciales o totales. La tenoscopia nos permite evaluarlos y tratarlos. Otras veces lo que ocurre es que los tendones están inestables en alguno de sus tramos desde la pierna al pie. Esto también se puede solventar por artroscopia profundizando el surco que los contiene si es el caso.
El FHL es el tendón que nos ayuda a propulsar la marcha al flexionar la articulación interfalángica del hallux o también llamado dedo gordo del pie. Este tendón viaja al pie por la parte posterior del tobillo. Se aloja en un canal donde puede estar comprimido y rozarse con los límites óseos de ese canal. Este tendón puede liberarse por artroscopia.
FRACTURAS
Las fracturas de tobillo son una patología muy frecuente y que a menudo no recibe la atención e importancia que merecen. Por definición una fractura que afecta a una articulación debe restituirse de tal manera que se recree de manera fidedigna la anatomía original. Es cierto que colocando un yeso la mayoría de veces se consigue la curación del hueso, es decir, la consolidación de la fractura. Ahora bien, si esa consolidación no se produce en la situación de reducción anatómica va a generar de manera inevitable una problema en la biomecánica y por tanto desgaste precoz de la articulación, lo que se conoce como artrosis postraumática. Este es el motivo por el cual es tan importante ser exigentes con la indicación y operar siempre que sea necesario para colocar el hueso en su posición correcta. Además esto aporta el beneficio de movilización inmediata, hecho que previene la rigidez.
Combinar la osteosíntesis con placa y tornillos con la artroscopia nos permite por un lado eliminar de la articulación cuerpos libres de la fractura que pueden entorpecer el movimiento así como fijar distintos fragmentos de manera percutánea eliminando el peaje del abordaje en una zona que puede estar muy hinchada por el traumatismo así como controlar la reducción exacta de la fractura para colocar bien la articulación.
ARTROSIS
Finalmente cuando la articulación del tobillo está degenerada por distintas causas traumáticas o no, como artritis reumatoide u otras situaciones, dependiendo del tipo de paciente se puede acometer bien un reemplazo o en su defecto una artrodesis, es decir fijar parte de la articulación dañada eliminando el dolor a costa del escaso movimiento que pueda tener una articulación dañada de este tipo. En este escenario cuanto más conservador seamos a la hora de incluir articulaciones mejor resultado inmediato y a largo plazo tendremos pensando en una marcha lo más cercana a la normal.
El diseño de las prótesis de tobillo actual nos obliga a ser más exigentes con la indicación para elegir bien a los pacientes que realmente se pueden beneficiar de este tratamiento a largo plazo.
PIE CAÍDO
El llamado pie caído es una secuela de una lesión de un nervio importante en la pierna que inerva los músculos que nos permiten realizar la extensión tanto del tobillo como de los dedos y el hallux. Su lesión se puede producir tanto por un traumatismo como una herida y también a consecuencia de procedimientos quirúrgicos. Cuando la lesión es leve la recuperación se produce de manera espontánea durante meses, tiempo durante el cual es importante mantener un movimiento pasivo para evitar la rigidez. Sin embargo otras veces, si el grado de lesión es grave sin capacidad para recuperar aunque se trate la lesión nerviosa, es necesario realizar lo que se denomina transferencias tendinosas, esto es, utilizar unos tendones que si funcionan porque tiene la inervación intacta, para cambiar su función y suplir a los que no está operativos. Este tipo de cirugías se adaptan de manera personalizada para balancear los tendones que están activos y los que no lo hacen para dar la mejor función posible. De esta manera se evita usar una ortesis de por vida para mantener el pie a 90º, requisito fundamental para poder realizar una marcha adecuada sin tropezar continuamente.